El entrenador del Levante, Julián Calero, pidió «calma» tras la victoria 4-2 ante el Málaga, un equipo que llegaba invicto fuera de casa y con seis partidos consecutivos sin encajar goles. Calero destacó que esta victoria marca el fin de la «pretemporada improvisada» causada por las interrupciones en el calendario y afirmó que ya no hay lugar para excusas. Resaltó la importancia del triunfo, logrado con ataques bien construidos y una notable comunión con la afición, especialmente tras el acierto de los cambios estratégicos que resultaron efectivos.
El técnico valoró la aportación de jugadores clave como Iván Romero, en quien ve un delantero de gran capacidad a pesar de su juventud, y Andrés García, que está creciendo como lateral gracias a su consistencia defensiva. También elogió el regreso de Morales, recuperado sorprendentemente rápido tras una lesión y comprometido con el equipo. Sobre Carlos Espí, resaltó su potencial como rematador y la competencia interna que genera.
Calero reconoció avances en el equipo y destacó la igualdad en la tabla, subrayando que la batalla continúa, ya que un mal resultado el domingo podría desbaratar el progreso logrado. Finalmente, insistió en mantener la fe y continuar trabajando para competir en una liga tan reñida.