El Villarreal CF arrancó la Liga con una victoria sólida frente al Real Oviedo en La Cerámica, en un partido marcado por los errores del recién ascendido y la eficacia del submarino amarillo. Los goles de Etta Eyong y Pape Gueye bastaron para que los de Marcelino García Toral rompieran su maleficio en los estrenos ligueros en casa, donde acumulaban ocho intentos sin ganar.
El encuentro comenzó con intensidad. A los 12 minutos, una acción entre Foyth y Luiz Júnior acabó en penalti a favor del Oviedo, que Salomón Rondón ejecutó mal y detuvo el meta groguet. Ese error cambió la dinámica: los visitantes desperdiciaron la ocasión de oro y, poco después, se quedaron con diez por la expulsión de Alberto Reina tras una doble amarilla. El golpe anímico fue inmediato. En el córner posterior, Eyong cabeceó con potencia para abrir el marcador (1-0).
El Villarreal olió sangre y no tardó en ampliar la ventaja. En el minuto 36, Nicolas Pépé desbordó por la derecha y cedió atrás para que Pape Gueye conectara un zurdazo imparable desde la frontal, firmando el 2-0. El Submarino dominaba con autoridad, mientras que el Real Oviedo, en su regreso a Primera División tras 24 años, quedaba muy tocado anímicamente.
La segunda parte tuvo menos emoción. El Villarreal, con un hombre más y el marcador controlado, manejó la posesión sin arriesgar demasiado. Solo las intervenciones de Aarón Escandell, que evitó una goleada mayor, mantuvieron al Oviedo en pie. La nota negativa para el cuadro local fue la lesión muscular de Gerard Moreno, sustituido entre gestos de preocupación. En el tramo final, Santi Cazorla regresó a La Cerámica con la camiseta del Oviedo y recibió una ovación cerrada de la afición amarilla, que no olvidó sus años de gloria en el club.
Con este triunfo, el Villarreal CF suma sus primeros tres puntos y confirma que sigue siendo un candidato europeo. El Real Oviedo, en cambio, aprendió la dureza de la élite del fútbol español: errores y desconexiones se pagan al instante.
Villarreal 2-0 Oviedo, un estreno liguero que reafirma el poder del Submarino y deja claro el largo camino de adaptación que tendrán los asturianos en su regreso a la máxima categoría.
