El Valencia CF atraviesa un inicio de temporada turbulento, tanto en el terreno de juego como en el ambiente interno del vestuario. Pese a las altas expectativas generadas por el “efecto Corberán” y un mercado de fichajes con ocho incorporaciones y tres renovaciones clave, los resultados no han acompañado y las tensiones han comenzado a aflorar en Mestalla, donde incluso Gayà ha recibido pitos de la afición.
Tras la derrota ante el Girona, el técnico Carlos Corberán ha decidido tomar medidas para reconducir la situación. El pasado lunes mantuvo una reunión privada con los cuatro capitanes del equipo —Gayà, Dimitri Foulquier, Tárrega y Pepelu— en las instalaciones del club. Durante 45 minutos, el entrenador analizó la situación del vestuario, buscando restablecer la confianza y el compromiso colectivo que caracterizó al equipo la temporada anterior.
El encuentro se produjo en un contexto marcado por las declaraciones del CEO del club, Ron Gourlay, quien horas antes había afirmado que “queremos hombres, no niños”, una frase que no sentó bien en la plantilla. Este comentario, unido a los malos resultados y al ruido mediático, ha contribuido a crear un clima tenso entre el club, el cuerpo técnico y los jugadores.
Corberán intenta ahora reconstruir la unión interna y recuperar la conexión con una afición que, la pasada campaña, fue clave en el resurgir del equipo. La sensación dentro del vestuario es que se está señalando injustamente a los futbolistas como principales responsables del mal arranque.
Mientras tanto, el capitán Gayà dejó entrever el malestar general durante su reciente intervención en el Roig Arena, donde expresó con ironía: “Ocho jornadas y ya…”, reflejando la frustración de un grupo que busca reencontrarse con su mejor versión.