Desde su llegada al Levante UD en el verano de 2024, Julián Calero se ha convertido en el gran timonel del proyecto granota. Con su lema “todo va a salir bien”, el técnico madrileño ha logrado transformar el ambiente del club y devolver la ilusión a una afición que ahora llena el estadio Ciutat de València.
Calero recuerda sus primeros meses en Valencia como un periodo intenso y de muchos cambios. “El club estaba en una situación complicada, sobre todo por el pesimismo. Llegué con la intención de limpiar el ambiente y refrescar el mensaje”, afirma. Gracias a su liderazgo, el Levante logró el ansiado ascenso y ahora centra sus esfuerzos en asegurar la permanencia en Primera División.
El entrenador destaca la importancia de la adaptación táctica y del trabajo colectivo: “Mis equipos deben saber manejar diferentes situaciones. No se trata solo de tener el balón, sino de ser adaptativos y competitivos”. Además, reconoce que el cierre del mercado marcó un punto de inflexión: “Con la llegada de Etta Eyong, Mathew Ryan, Unai Vencedor y Kervin Arriaga, el equipo ganó estabilidad y una columna vertebral sólida”.
Sobre Carlos Álvarez, una de las joyas del equipo, Calero elogia su talento y visión de juego, pero insiste en su crecimiento mental: “Debe aprender cuándo aparecer y cuándo no forzar. Tiene un gran futuro, pero su presente es el Levante”.