El Villarreal CF volvió a demostrar que La Cerámica es uno de los estadios más complicados de LaLiga tras vencer por 2-0 al Getafe en un encuentro marcado por la tensión, la falta de ritmo y la eficacia del Submarino en los momentos clave. Con esta victoria en la jornada 15, el conjunto amarillo consolida su fortaleza como local y rompe varias rachas negativas de sus jugadores ofensivos.
El Getafe planteó un partido espeso desde el inicio, ralentizando el juego y buscando minimizar las virtudes del Villarreal. Los primeros 45 minutos fueron un ejercicio de resistencia azulona y frustración local, en los que apenas hubo ocasiones claras. Sin embargo, en el añadido de la primera parte, Buchanan encontró el camino del gol con un espectacular disparo desde la esquina del área tras una genial asistencia de tacón de Ayoze Pérez. El tanto supuso un respiro para el estadio, que hasta ese momento había mostrado descontento por el planteamiento defensivo del rival.
La segunda mitad comenzó con máxima tensión. Luis Milla fue expulsado con roja directa tras un rifirrafe con Buchanan junto al banquillo del Villarreal, dejando al Getafe con un jugador menos y cambiando por completo el rumbo del partido. Aunque Parejo tuvo que retirarse lesionado, el Submarino mantuvo el control del juego ante un adversario replegado y sin capacidad de reacción.
En el minuto 64, Mikautadze volvió a encontrarse con el gol después de más de siete jornadas sin marcar. El delantero georgiano definió con una sutil vaselina ante David Soria tras una brillante acción iniciada por Luiz Junior, poniendo el 2-0 definitivo.
Pese a dos goles anulados al Villarreal y un Getafe inofensivo, el encuentro terminó sin más sobresaltos, certificando una nueva victoria que refuerza la dinámica positiva del equipo en casa.
