El Valencia CF sufrió una humillante derrota 7-10 contra el FC Barcelona en el estadio Montjuïc, en un partido en el que la falta de carácter y compromiso de los jugadores fue evidente. Desde el inicio, el equipo de Rubén Baraja se mostró totalmente desbordado, sin capacidad para competir ante un Barça que, aunque no estuvo en su mejor nivel, no tuvo problema en aprovechar las debilidades de su rival. A los pocos segundos de partido, De Jong abrió el marcador, seguido rápidamente por goles de Ferran Torres, Raphinha, Fermín y otros, dejando al Valencia totalmente desarbolado. La defensa fue incapaz de hacer frente a las acometidas del Barcelona, con una serie de errores y falta de concentración que permitieron goles fáciles.
La situación empeoró aún más cuando el árbitro y el VAR pasaron por alto un claro penalti sobre Hugo Duro, mientras que la actitud de la plantilla del Valencia no mostró ni enfado ni motivación para reaccionar. Aunque el Barcelona bajó la intensidad en la segunda mitad, el Valencia solo pudo aprovechar la relajación rival para marcar un gol de Hugo Duro. Sin embargo, el Barça no dejó de buscar más goles y, tras una serie de jugadas descoordinadas, terminó por marcar el séptimo gol, incluso con un autogol de Tárrega.
A pesar de los pocos momentos positivos, como la vuelta de Diakhaby y el debut de Max Aarons, la derrota reflejó la desconexión y falta de alma del equipo. Este tipo de actuaciones pone en peligro las aspiraciones del Valencia de salvarse, ya que la imagen mostrada en el campo fue la de un equipo hundido y sin orgullo.