El Torrent CF vivió una noche inolvidable en la Copa del Rey pese a caer 1-4 frente al Real Betis, un rival de Primera División que terminó imponiendo la lógica competitiva. Aun así, el conjunto valenciano dejó una lección de valentía, orgullo y amor por el fútbol que su afición no olvidará en décadas. El ambiente fue una fiesta desde el inicio: música, tensión positiva e ilusión desbordada tras el cambio de sede marcaron la previa de un partido histórico.
El equipo de Toni Seligrat salió sin complejos, defendiendo en un sólido 4-4-2 y apostando por una presión intensa para frenar la circulación bética. Durante los primeros minutos, Torrent logró incomodar al conjunto verdiblanco, pero la calidad de los extremos visitantes —Antony y un brillante Rodrigo Riquelme— comenzó a inclinar la balanza. Fue precisamente Riquelme quien abrió el marcador con una gran acción individual culminada con un disparo ajustado.
Pese al golpe, el Torrent reaccionó con orgullo y llegó a generar llegadas peligrosas, obligando a Valles a intervenir. Adrián probó fortuna desde la media distancia antes de que un nuevo contragolpe visitante terminara con el segundo tanto, nuevamente obra de Riquelme con una elegante vaselina ante Marc Dolz.
Tras el descanso, los locales dieron un paso adelante con un triple cambio que revitalizó al equipo. La presión alta y varias transiciones rápidas mantuvieron al Torrent vivo en el partido, pero el Betis hizo valer su jerarquía. Pablo García asistió a Riquelme para que firmara su hat-trick y ampliara el marcador.
Sin embargo, el momento más emotivo llegó con el gol de Armando, tras una falta provocada por un incansable Jose Vargas ‘Gasolina’. El tanto desató la ovación de todo el estadio y quedará grabado como un hito histórico. En los instantes finales, Ángel Ortiz selló el 1-4 definitivo.
