La marcha de Karl Etta Eyong del Villarreal CF sigue generando debate. El delantero camerunés (Douala, 2003), que había firmado una temporada espectacular en el filial con 19 goles en 30 partidos en Primera Federación, parecía listo para consolidarse en el primer equipo. Bajo las órdenes de Marcelino García Toral incluso llegó a marcar y asistir en Liga, pero su cláusula de rescisión de solo 10 millones lo convirtió en objetivo de varios clubes de LaLiga. Finalmente, fue el Levante UD quien se hizo con sus servicios hasta junio de 2029, pagando únicamente tres millones de euros.
La afición granota no ha tardado en adoptarlo como ídolo. De hecho, ya corean en el Ciutat de València un cántico inspirado en Bad Bunny: “Por la mañana café, por la tarde Ron, vamos pal’ Ciutat a ver a Etta Eyong”. Su impacto ha sido inmediato: en su debut marcó el 2-0 contra el Real Betis a los diez minutos de juego, demostrando su olfato goleador y confirmando que puede ser pieza clave en el proyecto de Julián Calero.
El Villarreal, que se reservó solo un derecho de tanteo y no de recompra, ha sido criticado por dejar escapar a un talento que podría haber sido importante ante la lesión de Gerard Moreno o la irregularidad de Ayoze Pérez. El propio jugador explicó en su presentación que no veía oportunidades en el Submarino Amarillo: “Me dijeron que no iba a tener minutos. Necesitaba jugar y elegí al Levante porque es un proyecto que me motiva y me permitirá crecer”.
A pesar del susto físico sufrido en su estreno, que solo quedó en calambres, Etta Eyong ya ha demostrado que puede marcar diferencias en LaLiga y que el Levante UD ha encontrado en él a un delantero con mucho futuro.
