El circuito WTA recupera una de sus figuras más queridas: Sara Sorribes ha regresado a la competición después de siete meses de pausa, un periodo en el que la jugadora castellonense decidió detener su carrera para recuperarse física y mentalmente. Su vuelta, esperada por la afición valenciana y por el tenis español en general, no podría haber sido más prometedora.
Sorribes eligió el WTA 125 de Colina (Chile), torneo dotado con 115.000 dólares, como escenario para su regreso. Desde su primer partido, la tenista de la Comunitat Valenciana demostró que mantiene intacta la esencia que siempre la ha caracterizado: un juego luchador, sólido y emocionalmente intenso. En su debut, superó con claridad a la brasileña Gabriela Cé por 6-4 y 6-3, reencontrándose con las sensaciones competitivas tras meses de ausencia.
Aunque cayó en segunda ronda ante la checa Laura Samson, que se impuso por 7-6(1) 6-4, Sorribes dejó señales evidentes de que su nivel sigue muy vivo y de que su retorno al circuito apunta alto. Sin embargo, la mayor alegría de la semana llegaría en la modalidad de dobles.
Formando pareja con la argentina María Lourdes Carlé, Sorribes firmó una actuación sobresaliente que culminó con la conquista del título. Ambas dominaron la final frente a Leolia Jeanjean y Valeriya Strakhova, imponiéndose con autoridad por 6-2 y 6-4. Este triunfo en Chile simboliza mucho más que un trofeo: es una declaración de fortaleza, resistencia y determinación.
La tenista castellonense regresa así al panorama internacional con un mensaje claro: cuando Sara Sorribes vuelve, vuelve para brillar. Su retorno ilusiona al tenis español y abre una nueva etapa cargada de esperanza para una de las deportistas más admiradas de la Comunitat Valenciana.
