El aplazamiento del partido entre Villarreal y Espanyol, correspondiente a la jornada 26 de LaLiga, sigue generando debate. Aunque la suspensión fue lógica por seguridad debido a la alerta roja por fuertes lluvias en la Comunidad Valenciana, el club castellonense se pregunta por qué la decisión no se tomó antes, ya que a las 18:00 horas ya se había decretado la situación de emergencia nivel 0.
Más allá de las razones del aplazamiento, el Villarreal se enfrenta a incertidumbres económicas y logísticas, como el coste de abrir el estadio, el personal, la seguridad y el arbitraje. Sin embargo, la mayor preocupación deportiva es la nueva fecha para disputar el encuentro.
La decisión está en manos del Juez Único del Comité de Competición de la RFEF. Ambos clubes tienen hasta el 10 de marzo para presentar sus propuestas. Por ahora, el Espanyol ha sugerido jugar el miércoles 2 de abril, pero esta opción no convence del todo al Villarreal, ya que coincide con la vuelta de semifinales de la Copa del Rey entre Atlético de Madrid y Barcelona.
El Villarreal también descarta el 9 de abril, ya que el partido quedaría entre los duelos ante Athletic Club y Betis, y tampoco le convence el 16 de abril por coincidir con Semana Santa. En cambio, el club ve con buenos ojos jugar el domingo 27 de abril, tras la final de la Copa del Rey, aprovechando un fin de semana sin liga.
Una vez el Villarreal envíe su propuesta, el Juez de Competición tratará de mediar para encontrar una fecha que satisfaga a ambos clubes. Si no hay acuerdo, será el propio juez quien tome la decisión final, mientras que LaLiga determinará el horario del encuentro.
