El Villarreal y el Valencia CF firmaron un empate (1-1) en La Cerámica en un partido donde el Submarino Amarillo fue superior, pero terminó pagando su falta de acierto. Pape Gueye adelantó a los locales en la primera mitad con un potente disparo cruzado, reflejando el dominio groguet ante un Valencia que apenas logró inquietar a Conde. Sin embargo, el equipo de Marcelino no cerró el partido y, a falta de cinco minutos para el final, Umar Sadiq castigó con un cabezazo el desacierto del Villarreal, arrancando un punto valioso para el conjunto ché.
Para los aficionados del Villarreal, el resultado deja un sabor amargo. Su equipo dominó el encuentro desde el inicio, presionando con intensidad y generando numerosas ocasiones. La afición amarilla respondió llenando el estadio y alentando a un equipo que jugó con ritmo y precisión, pero sin la contundencia necesaria para sentenciar el duelo. La falta de acierto en el área rival y un gol anulado a Pépé por fuera de juego fueron factores determinantes en un desenlace frustrante.
Desde la perspectiva valencianista, el empate sabe a gloria. El equipo de Corberán sufrió durante gran parte del encuentro, especialmente en la primera mitad, donde apenas pudo salir de su campo. Sin embargo, resistió con orden defensivo y, con el paso de los minutos, empezó a encontrar espacios. Hugo Duro rozó el empate con un cabezazo al travesaño y, en el tramo final, Sadiq aprovechó la única gran ocasión clara para silenciar La Cerámica y rescatar un punto vital para los ché.
El Villarreal se queda con la sensación de haber dejado escapar dos puntos y podría alejarse de la pelea por la Champions. Para el Valencia, es un empate que refuerza su moral en un escenario complicado.
