El entrenador del Levante UD, Julián Calero, afrontó con autocrítica la cuarta derrota consecutiva del equipo tras caer ante el Athletic Club. En una comparecencia marcada por la sinceridad y la presión clasificatoria, el técnico reconoció que la situación es límite y que su continuidad “no depende de él”, aunque aseguró que seguirá “con toda la fuerza del mundo” mientras esté al frente del equipo.
Calero admitió que, ocupando la última posición, ha cometido errores: “Si estamos abajo, evidentemente hemos fallado más de lo que se debe fallar. Está en mi debe y yo tengo que encontrar soluciones”. El entrenador destacó que es consciente del contexto y de que su figura está “en entredicho”, algo habitual cuando los resultados no acompañan. Su objetivo ahora es evitar que el vestuario y la afición caigan en el desánimo: “Mi trabajo es que esto no se convierta en un hervidero incontrolable”.
Sobre la derrota frente al Athletic, Calero se mostró especialmente crítico con la primera parte, que definió como “todo lo contrario a lo que debe ser un equipo mío”. Aunque el Levante mejoró tras el descanso y generó opciones para entrar en el partido, el técnico reconoció que no fue suficiente: “Las derrotas son por algo, y ha sido como ha sido. Es lógico que haya decepción”.
El vestuario, afirmó, está “fastidiado” por no haber logrado hacerse fuerte en el Ciutat de València, un objetivo clave para la permanencia. Aun así, Calero apeló a la resiliencia: “La vida no permite tirar la toalla. Me he levantado muchas veces y lo haré otra vez, intentando levantar a todo el mundo”.
También analizó el rendimiento de Alan Matturro, que regresaba tras meses sin competir, y pidió paciencia: “Debía coger confianza poco a poco”. Pese al “puntaje muy malo”, Calero insistió en que “aún se puede revertir” y que no permitirá que nadie baje los brazos.





