El Valencia Basket vivió una noche histórica con la inauguración del Roig Arena, su nuevo y moderno pabellón, en un ambiente cargado de emoción, orgullo e ilusión. El estreno no pudo tener mejor desenlace: triunfo por 103-94 frente a la Virtus de Bolonia en un partido vibrante que el conjunto taronja dominó desde el primer cuarto y sentenció con una defensa sólida y un ataque coral en el tramo final.
Tras unos primeros minutos de nervios, el equipo dirigido por Pedro Martínez encontró el acierto exterior gracias a Omari Moore y Nate Reuvers, firmando un parcial de 12-2 que encendió al público valenciano. Aunque la Virtus reaccionó, el conjunto local mantuvo siempre la iniciativa en el marcador, llegando al descanso con una corta ventaja (49-46).
En la segunda mitad, Brandon Thompson desató su mejor versión con 11 puntos consecutivos que ampliaron la renta del Valencia Basket, mientras que la Virtus trató de responder con la intensidad de Morgan y Edwards. Sin embargo, la profundidad de banquillo y el carácter colectivo del conjunto taronja acabaron marcando la diferencia en el último cuarto.
El empuje de Sergio De Larrea, el liderazgo de Kameron Taylor y el trabajo defensivo de Pradilla y Puerto sellaron una victoria memorable en la noche que marcó el inicio de una nueva era para el baloncesto valenciano. Con este triunfo, el Valencia Basket no solo estrena su hogar con una sonrisa, sino que envía un mensaje claro en Europa: el Roig Arena será una fortaleza difícil de conquistar.
El equipo de Pedro Martínez celebró así un debut soñado en su nuevo pabellón, un espacio que simboliza el crecimiento y la ambición de una entidad que mira al futuro con paso firme.
